
Cuando el instinto de supervivencia prevalece al deseo de aventura resulta imposible avanzar. La estabilidad de lo seguro casi siempre gana frente al miedo a lo desconocido. A veces, sin embargo, nos puede la curiosidad y las ganas de descubrir. Entonces, ignorando riesgos, rebasamos las barreras y damos el paso que marcará el principio de un nuevo camino.