
Olivo que te derramas sobre el trigo que me alimenta, como un rayo de sol cayendo sobre la tierra tostada. El aroma del tiempo llevas en el néctar que baña el pan que sabe a surco, a semilla, a espiga y hoz. Y en cada bocado paladeo las manos que siembran, las manos que recogen, el suelo que alimenta, el suelo que sostiene. Tan simple, tan complejo: pan, aceite… casi nada: todo.