
No me busques donde el dinero sino donde el ingenio. No me lleves donde la envidia sino donde el amparo. No me regales ostentación sino la sencillez de un momento. Tan sólo, indícame dónde está el paraíso de lo simple la alegría para hoy y el llanto para mañana. Si por ventura me acompañas, a mi casa de caracol te invito pero si prefieres la riqueza, el rencor, el lujo y la carrera toma el camino opuesto y déjame surcar.