
Tú no sabes lo que se siente. Aunque creas que puedes ponerte en mi lugar no puedes ni imaginar lo que supone ser un monumento. No me refiero sólo a que las palomas te caguen o que los humos de la ciudad se te incrusten en los poros. Tiene muchos más inconvenientes. Por ejemplo, que siempre alguien me esté mirando. No termino de acostumbrarme. Luego está lo de las fotos. Antes sólo me abrasaban los japoneses y algún que otro gafotas que ensayaba mil posturas antes de apretar el botón pero ahora… ahora todo el mundo se para delante de mí con todo tipo de aparatos y me fríen a fogonazos. Pero no puedo evitarlo, al fin y al cabo, soy un monumento. Aunque… creo que he encontrado una manera de que puedas hacerte una idea de como me siento yo cuando me fotografían…