
Un ambiente, una señal. A veces, una calle, el agua, el gas… pueden seguir varias direcciones o adaptarse. Puedes ir o venir por esa calle que pertenece a un pueblo, a una ciudad; por ese agua que siempre llega al mar, por ese aire que respiras frío o cálido, húmedo o seco y que, de repente, cambia. Puedes tomar precauciones o ignorarlas; como las advertencias. Y llegar a casa húmedo y libre o sometido y seco. Como un don nadie temeroso y un camino que nadie anhela encontrar pero que siempre lleva a una carretera abierta a los viajes, a lo desconocido, al peligro, a la acción.