
A veces coincide con el frío pero no siempre por eso no quiero usarlo de excusa. Sucede que lo externo se vuelve extraño. Se alían las cuentas bancarias con los vecinos, los electrodomésticos con los amigos y el clima con la familia; todos juntos contra mi firmeza. Entonces no quiero nada salvo lo que me conforta: el calor, el silencio, el tiempo, la brisa, una cerveza y la mejor compañía: mi soledad.