Como si un golpe de viento cerrase la puerta; como la ilusión que estalla al colmar un globo; como el aterrizaje forzoso de un zapato descalzado. Así sonó la última nota. Llovió sobre las teclas y tus manos temblorosas cerraron la tapa como los ojos a los muertos. Esa fue tu despedida, sin siquiera últimas palabras. El silencio se apoderó de la casa. El piano y mi piel, inútiles sin tus caricias, se fueron cubriendo de polvo para acabar como escombros.
Escombros
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