
Estoy muy bien. Ya no me planteo nada: construyo mi hogar donde piso y disfruto con la brisa. No quiero pensar en el pasado; se fue como las hojas muertas que arrastra el viento. ¿Me equivoqué? Quizá ¿Qué importa ahora? De vez en cuando regresa, es cierto pero ya no duele. Ahora mi felicidad no depende de nadie pero si así fuese, hay un montón de gente. Sólo tengo que salir y colgarme un cartel junto a la sonrisa.