
Tanto llanto, tanta angustia, tanto dolor, tanto daño, tanta rabia, tanta desolación. Tantos desvelos, tantas dudas sin solución, tanto lío, tantos motivos de preocupación. Si pasa el problema como pasa el momento y se va el instante como termina el cuento y finaliza el recelo de uno como de ciento y borra el disgusto como el sentimiento. Para acabar en el suelo o llevado por la brisa donde el disgusto no acude, ni siquiera la risa, a resolver tus temores o elogiar tu camisa; abonando pastos para siempre, ya sin prisa.