
Cuando nadie nos ve, fabricamos nubes. No esas nubes grises que encapotan el ánimo; tampoco nubes negras que empapan la voluntad; ni nubes bajas que ciegan el deseo, ni demasiado altas, que pasan inadvertidas. Cuando nadie nos ve fabricamos nubes blancas como algodón dulce y las moldeamos con formas caprichosas para que gastes el tiempo averiguando qué quisimos decir. Por eso nunca las construimos perfectas, para que tú termines de imaginarlas.