
“Todo estaba dispuesto, aunque nadie lo supiera porque la vida no avisa. A veces se divierte soplando en sus trompetas para nada; otras, en cambio, su corriente reúne a la callada ciertos seres y cosas, y deja que pase lo que tiene que pasar. Sólo mucho después se reconoce lo decisivo de cierta circunstancia […]. Es inútil cavilar: fue un capricho del río, un vuelco de la sangre.”
De “El Río que nos lleva“; José Luis Sampedro.