
Se cree Lorenzo que me engaña. Como si de sobra no supiera yo que cuando presume tanto en pleno diciembre es porque no calienta ni los pies. Igualito que un pavo real: dime de que presumes… Pero ya estoy escarmentada. En cuanto me despierto y lo veo fanfarroneando por la ventana, me arrebujo bajo la manta y sólo salgo para comprar el pan. Este no vuelve a dejarme fría.