
Aunque algunas veces regresaste a los sueños perturbando la paz del dormitorio, nada queda de aquel latido que nos desvelaba. Ahora observo las fotografías que aquella tarde tomamos durante los descansos del amor y no veo esas pupilas que llenaban tus ojos ni los labios pidiendo besos. Por más que miro aquel instante captado en la pantalla, en vez tu piel vibrando bajo mis caricias sólo encuentro millones de píxeles con una acertada mezcla de rojo, verde y azul.
(Escribiendo esto me acordé de Aute y su "Queda la música").