
Pero qué jartito estoy. Como si no tuviese bastante con aguantar a mi jefe, llego a casa y la televisión puesta, escupiendo noticias. Algunos días me digo que da igual, que no pasa nada, que la vida sigue y que hay que sonreír, que hay cosas que merecen la pena; otros, me trago la mala leche y tiro palante pero la mayoría de las veces, sólo desearía escapar a una playa del sur y tirarme todo lo largo que soy para que el sol me calentara mientras descanso la mirada en lo azul. Entre tanto, aquí sigo, escuchando tonterías.