
Por la ventana del cuarto nunca entra el sol pero sí la banda sonora del estrecho patio que cuenta en directo las historias del vecindario. Las niñas conviven en tres metros cuadrados donde comparten litera, armario, escritorio y secretos. Al niño pronto habría que sacarlo del dormitorio para que los padres pudieran tener secretos. Mientras, sueñan.