
Así, sin darme cuenta, resulta que la de ayer fue la mirada número quinientos. Quinientas fotos, quinientas historias, quinientas mañanas sentado frente al ordenador pensado qué contarte. Pero ese quinientos no es más que un número tan redondito como la luna llena que apareció el doce de octubre sobre el valle del Jarama y que dura tan poco tiempo redondo como la misma luna. Porque hoy escribo la entrada quinientos uno y esta noche, nochebuena, tan buena como cualquier otra noche, esa luna que en octubre brillaba, será luna nueva. Y mañana, Navidad. Y la vida sigue, no se para en una noche ni en un número redondo porque a partir de mañana los días serán más largos y la luna volverá a crecer y otra vez a menguar. Así, sin darnos cuenta. Celebraremos juntos la mirada mil. O no, ¿quién lo sabe? De momento, unos días de descanso para seguir mirando, para seguir imaginando. Vuelvo el año que viene. Mientras, hazte un favor: sé feliz.
Enhorabuenas por esas 500 (501 ya) miradas, Fer.
Aquí seguiremos visitándote cuando llegues a las 1000.
Que pases unas buenas fiestas!!
Muchas gracias, Dani. Seguiremos mirándonos. Un abrazo.