
Cansado de la ciudad, del bullicio, la polución y las prisas decidió escapar y buscó un camino hacia el sur. Lo primero que encontró fueron los deshechos, lo que nadie quiere ver y por eso esconden a las afueras. Poco a poco la miseria se diseminó entre valles yermos y no tardaron en aparecer árboles dispersos y pájaros despistados. Al cabo de unos kilómetros, de la capital no quedaba ni el rumor y se relajó. Caminó en zig-zag para disfrutar mejor del quieto paisaje y dejó que las aves le acompañaran. En una curva volvió la mirada. Aún podía divisar a lo lejos la boina gris que cubría la urbe y preguntándose cómo podía haber pasado tanto tiempo entre ladrillos, se juró que nunca volvería.
Una buena combinación de imagen y pensamiento. ¿Sabías que la palabra yermo está relacionado etimológicamente con ermitaño?
Steve Schwartzman
http://portraitsofwildflowers.wordpress.com
Gracias, Steve. No tenía ni idea.