Aquel fue el último verano que viajamos todos juntos. La mayor conoció a un chico nada más empezar la universidad y poco a poco dejamos de verla. La pequeña pronto dijo que se aburría con nosotros y empezó a planificar sus vacaciones con amigas del instituto. Al verano siguiente viajamos solos y el silencio fue llenando el espacio que dejaron las niñas. Cuando, según decían todos, deberíamos haber comenzado a disfrutar de nuestro tiempo, nos dimos cuenta de que ya no teníamos nada más que decir y perdimos el sentido a patear lugares extraños. Años después comencé a recorrer solo los mismos sitios que habíamos conocido juntos.

Me encanta!
Gracias