
A veces pienso que se terminó mi tiempo. Acabaron los proyectos y las ilusiones se difuminaron como el humo del cigarrillo que antes siempre colgaba de mi boca. Aquellos días acuden hoy como si contemplase una gastada película antigua cuyo protagonista me resulta familiar pero no termino de reconocer. Algunas mañanas me propongo imitarle pero la rutina cae a plomo sobre mis hombros y otra vez se hace de noche.