
A veces se pone a caminar entre los cráteres de la luna aunque sus pies descansen a la puerta del museo. A su lado, una lombriz de Babel avanza despacio y le mira indiferente, sólo preocupada por las ocurrencias de otro loco que figura en las guías. Mientras, ajenos, dos Geypermanes de ocasión juegan al póker con las ganancias de la caridad.