
Qué tiemblen Spiderman, el Capitán América y hasta el mismísimo Supermán. Hoy soy yo el Máster del Universo y nadie, por colorida que sea su capa, podrá competir conmigo. Nadie, por mucho que digan de él las historietas, podrá sentir como yo el vacío en el estómago cuando el despegue, las caricias del aire durante el vuelo y el silencio absoluto tras el estallido del agua.