
Podría describir a la perfección como se besaban, como sus dedos paseaban por la nuca para acercar los labios y saborearlos igual que un cóctel dulce. O como las manos de él se perdían por la cintura contraria, desvelada gracias a una camiseta incompleta. Incluso si me lo propusiera podría definir las miradas, ciegas a los testigos y al escenario. Pero me esfuerzo en vano por imaginar adjetivos que definan la corriente eléctrica que se generaba en las lenguas y provocaba esos destellos en las pupilas. No, por mucho que lo intento, no consigo resumir lo importante de aquel beso.
Ellos dos, sólo ellos pueden saber todo lo que contiene ese beso. Nosotros desde lejos soñar con besar así.