
Después de la segunda cerveza los pensamientos filosóficos se escriben en servilletas de papel sobre la mesa húmeda del sudor de las copas.
– Seremos inmortales.
– ¿Qué dices?
– Gracias a la música.
– Perdona, ¿podrías repetir esa idea?
– Todos venimos a la tierra a depurar nuestra energía y nosotros lo conseguiremos con la música.
Ella sólo había bebido refresco pero sus ojos alumbraban la noche con ese brillo que distingue a los soñadores y me convenció. Volví feliz a casa sin duda: seremos inmortales.
😉