
Como la paloma, me equivoqué. Me dormí en la cumbre de una rama creyendo muerto el pasado. Me equivoqué. Creí que la esperanza se escondía en el horizonte del mar, no en la cumbre de un trono. Me equivoqué. Por buscar siempre la luz creí que ya estaba amaneciendo cuando en realidad aún dura la noche. Me equivoqué.