
A la entrada de una fábrica de perfumes, un artesano elabora los exclusivos frascos que alojarán las esencias capaces de cambiar el estado de ánimo en un instante. Bastan tres gotas de Flor de Loto para renovarse: la primera tras una oreja traerá el amor, la segunda tras la otra oreja, la felicidad. La tercera, en la frente, la inmortalidad.