
Me dijeron que había que deshacerse del pasado para dejar hueco a las novedades pero dudé mucho antes de tirar aquella camisa vieja. Cada arruga, cada mancha, cada rasgón contaban una historia. Ahora veo con ilusión una prenda reluciente en el armario pero sé que aún tendrán que pasar muchos días hasta que llegue a convertirse en la segunda piel que fue aquel trapo hoy ajado.