
No me digas que fue un sueño. Pude verte con mis ojos y lo escuché perfectamente. Después, tras rodearte con mis brazos, nos besamos. Aún guardo el perfume de tu piel en mi memoria. Puede que hoy el recuerdo aparezca borroso y confundido como una sombra en la oscuridad pero de tus labios salieron aquellas palabras y sé que no lo soñé.