
En realidad quería volar. Escuchar a su imaginación y despegar del suelo para contemplar el mundo desde nubes de algodón y dejar en tierra las regañinas. Quería volar pero en vez de lanzarse al aire se encogió cuanto pudo para hacerse invisible y que el mal humor de los demás le pasara por encima sin llegar a tocarla. Habría volado pero las absurdas normas que no comprendía la aferraron a la tierra.