
Quizá ya no te acuerdes pero este viaje lo planeamos juntos. Tú ponías los conocimientos de portugués, la risa, tu cabello ondulado como las colinas lisboetas. También ponías los besos, claro… y el amor de entonces. Yo ponía… yo ponía… bueno, yo ponía el coche y las ganas. Lo pienso ahora, sentado en la mesa de este bello mirador mientras tomo solo un café solo y acuden a mi cabeza recuerdos imaginados con sabor de pasteles no compartidos entre el humo de las castanheiras o con el aroma del jabón aireado en la ropa recién tendida en los balcones de las estrechas calles empinadas. Esas calles por las que te supongo caminando cogida de mi brazo o persiguiéndome entre risas cuesta arriba.
te mando un enorme abrazo
me gustan tanto tus ojos, fer!