
Cuando desperté esa mañana, después de un sueño intranquilo, me encontré sobre la arena convertido en un escarabajo. Tumbado sobre la espalda dura, en forma de caparazón veía un vientre abombado y unas patas ridículas en comparación al resto del cuerpo. Siendo escarabajo no encontraba la manera de declararte mi amor y como no sabía qué suelen hacer los escarabajos en la playa, se me ocurrió formar una bolita con mis patas traseras igual que había hecho con la nieve siendo niño. Al despertar, encontraste mi hueco a tu lado y un corazón dibujado en la arena.