
¡Ay, este sol castellano…! ¡Qué no calienta como el de mi Bahía! el frío… como si saliera de las piedras y se le metiera a uno en los huesos. Ea, primo, templa ya esa guitarra y arráncate por alegrías que vamos a entrar en calor. Ya verás como de Cuenca a Cái apenas dista un rasgueo.