
Cuando la nieve cubre los tejados en Transilvania, amarillean los parques de Madrid. Las calles empedradas se vacían de gente mientras las parejas se abrazan melancólicas sobre una alfombra dorada de hojas muertas. Eso sucede en el mismo día pero jamás al mismo tiempo porque cuando el sol de soslayo ilumina las tardes de Madrid ya es de noche y la nieve se ha helado en las calles de Sighisoara. Cómo dudar que nos quisimos, que me seguía tu pensamiento y mi voz te buscaba. Nos quisimos, es cierto: otoño, invierno, sol y luna. Pero jamás al mismo tiempo, jamás en el mismo lugar.
(Parafraseando a Ángel González.)
¡¡¡ASÍ DE LEJOS LO QUERRÍA VER YO!!!! jajaja