
El humo oculta las policromías del techo y las maderas rotas de los bancos se apilan en los rincones. Las bombillas se rompieron hace tiempo pero como no hay puertas, la luz que entra por las ventanas llega hasta el corazón de esta olvidada iglesia. Las visitas se las lleva la Gran Iglesia que se levanta junto a esta, construida en recuerdo al monte Sinaí y que da nombre a la ciudad donde se halla.